Hay un dicho muy extendido que dice: “Si alguien puede, tú puedes”. Este dicho es incompleto y falso. La máxima “Si alguien puede, tu puedes”, es cierta siempre y cuando estés dispuesto a pagar el mismo precio que ha pagado la otra persona.


Conseguir las cosas no es gratis. Conseguir las cosas cuesta mucho: tiempo, dinero, dedicación, sacrificios, duro trabajo, renuncias… Si alguien puede, tú puedes, pero sólo si te esfuerzas igual que la otra persona, sólo si estás dispuesto a asumir los mismos riesgos que la otra persona, únicamente si dedicas exactamente el mismo esfuerzo, la misma energía.


En tu entorno, ¿quién consigue resultados con su trabajo? ¿Estas dispuesto a hacer exactamente lo mismo o sólo estás dispuesto a cosechar? Para cosechar hay que preparar el terreno, sembrar y regar. No se puede cosechar sin dedicación previa.


Si alguien puede, tú puedes. ¿Pero qué vas a hacer ahora mismo para conseguirlo? ¿Qué estás dispuesto a dar a cambio?


Hay dos clases de sueños: los que soñamos durante la noche (de los que despertamos para saber que no eran reales), y los que soñamos durante el día (sobre los que podemos actuar para que se conviertan en realidad)


Si te decides por una acción, pon tu corazón en ella y disfruta. Así, sin importar el resultado, habrá sido una experiencia positiva.


Aquellos que aseguran que algo no puede hacerse suelen ser interrumpidos por quienes decidieron actuar, aceptando el reto de soñar más allá de sus aparentes desventajas.


Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo hace. ¿Estás dispuesto a asumir nuevos riesgos, a esforzarte más de lo que crees posible?


¿Qué opinas?